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Los Buenos Malos

LOS BUENOS MALOS.

ARTÍCULO POR JOHNNY PAULO CHACÓN P.
Un relato acerca de como los ladrones no convencionales se hacen leyendas

Eso de que había ladrones buenos y malos siempre fue un dilema profundo desde que había sido un niño, en plena adolescencia recuerdo que la Caja Agraria quedaba al frente de la tienda de Marco Tulio; yo vivía en Sabaneta en los años ochenta y recuerdo que entre el rumor correntino de la gente se sopló el comentario del atraco perpetrado a la entidad bancaria de los campesinos y agricultores de Colombia. Fue la primera vez que escuché acerca de atracar un banco y muchos años después quisiera tener la certeza de sí ese evento que aún recuerdo fue producto de mi imaginación como adulto olvidadizo o si en realidad esto ocurrió, pero como la suerte es un amague que cada quien lo sufre a su debido tiempo, heme aquí, otro cautivo más de lo sorprendente y fantástico que emana del mundo del crimen organizado. A lo largo de este relato se irá en ese vertiginoso mundo de lo ilegal para entender como las habilidades del hampón pueden llegar a causar un impacto inesperado en la concepción de la verdad e incluso de la moral del lector. Cantidad de películas, series, novelas han retratado de manera magnífica algunos de los robos más famosos de la historia, pero esa premier la comenzaremos sí así decides delinquir junto a lo descrito sin más preámbulos que este prólogo.

El robo más famoso de la historia se llevó a cabo el 8 de agosto de 1963, es conocido como el Asalto al tren postal de Glasgow. La planificación del atraco logró desviar las vías férreas mientras cubría la ruta Glasgow-Londres, en cabeza de Bruce Reynolds y Ronnie Biggs el botín conseguido fue de 2, 6 millones de libras esterlinas, fue declarado el robo del siglo y capturados en su gran mayoría, sin embargo el mercenario Biggs  no estaba dispuesto a permanecer juzgado y en una actuación magistral se fue a vivir a Australia donde permaneció oculto mientras las autoridades de Scotland Yard le seguían el rastro; posteriormente huyó a Brasil donde vivió 31 años dándose una vida de celebridad ya que no existen tratados de extradición entre Brasil e Inglaterra.  Desafiante y con gran habilidad este famoso ladrón logró hacer lo impensable en épocas donde el punk estaba en su furor en el Reino Unido, para el documental de Sex Pistols aparece cantando la canción no one is innocent, cambiando incluso algunas estrofas para burlarse por el atraco ocurrido ya casi 15 años atrás, ¡que maldito bribón! En tanguitas sale tomando el sol en las hermosas playas de Copacabana, subiendo las escaleras al Cristo de Corcovado, bailando samba y tomando caipiriña, llevando una vida de celebridad y excesos. La canción logró posicionarse # 6 en las listas del UK singles chart, una bofetada para toda la policía inglesa que ofrecía una amplia recompensa por su cabeza.

Al analizar las vidas infantes de grandes ladrones es común encontrar en ellos el abandono, las necesidades precarias del día a día y una vida delictiva desde la niñez; se hace frecuente el atentar contra las propiedades de la clase alta y se normaliza el pensamiento ambicioso por tenerlo todo a cualquier costo, pues al no tener nada es evidente que se quiere tener lo que nunca se ha tenido; un coloquio casi que irremediable cuando el hambre aprieta y la calle llama. El primer trabajo desempeñado suele ser el de carterista, todo un oficio como lo indica uno de los ladrones más famosos en México Efraín Alcaraz Montes, mejor conocido como el “Carrizos”. Este célebre ladrón capturado y quien para el documental Los Ladrones Viejos confesara que sólo robaba a los ricos incluye dentro de sus atracos robos a la casa de dos presidentes mexicanos y al ex astro del Real Madrid Hugo Sánchez; se vanagloria de decir que robo en más de 250 casas en los sectores más pudientes de la capital mexicana promulgando las siguientes normas tácitas para ser ladrón profesional: No se delata a ninguno de la banda y el robo debe hacerse sin violencia. Entrenados en el hurto en espectáculos como carteristas logran tener una destreza tal que practican coger un objeto a través de cortinas de cascabeles que no deben emitir ningún ruido mientras son tomadas. ¡Todo un entrenamiento enfocado en objetivos! ¿No es acaso lo que persiguen las grandes empresas?. ¡Soy ladrón, no ratero señorita!, dice el Carrizos en sus alocuciones televisivas donde se anuncia que en su último robo fue descubierto por acostumbrar meter dentro de fundas de almohada lo hurtado, modus operandi que a los investigadores les replicó los indicios de que estaban antes uno de los ladrones más fascinantes de la historia.

El ladrón profesional parece tener dentro de sus normas el NO uso de la violencia, manifestarse mediante su perspicacia, pasando desapercibido en instantes cotidianos, logrando tras la retentiva y la observación ser capaz de llevar a planos la cantidad de pasos que caminó mientras estudió su objetivo, lograr poner en metros en un bosquejo todo el sistema de seguridad de un lugar, imaginar en kilos el botín y planificar los hechos que pueden ocurrir e incluso llevar todo al extremo y ser capaces de pensar en los hechos que no van acontecer. Esa capacidad de anticipación a los acontecimientos, combinado con una ejecución perfecta logra un efecto sanador en las personas del común, legitima sus capacidades de controlar situaciones inimaginables, nos sitúa del lado de los villanos en muchas ocasiones quienes realizan aquellos actos que muchas veces todos pensamos, pero no podemos hacer.

Para ejemplificar a uno de los mejores ladrones de la historia es preciso hablar de Alberto Spaggiari, la piedra angular de la Banda de la Alcantarilla como dicen Los Suxioz en su canción Fric Frac. Apodado Benito es el responsable del robo al Gran Banco de Niza en 1976, se adentraron en las cloacas de la ciudad y lograron entrar a la bóveda y permanecer dentro por 3 días; allí comieron, durmieron mientras saqueaban todas las cajuelas donde además de dinero en efectivo, joyas y diamantes encontraron cantidad de fotos de la farándula francesa desnuda o en actos sexuales. Se dice que dentro de sus exigencias a quienes cavaron los túneles de acceso se incluían no tomar alcohol, ni café y dormir diez horas por turno. Pegaron las fotos dentro de la bóveda y Benito en clara sentencia y usando un aerosol escribiría su famosa frase “ni armas, ni violencia y sin odio”. Estos cacos franceses robaron 60 millones de francos, muchos fueron capturados pero el gran Alberto nunca fue hallado con vida, dentro de los hechos anecdóticos de este hurto se tiene que el mismo ladrón alquiló una de las cajuelas del banco e introdujo un reloj tipo alarma con despertador el cual estaba sincronizado con su reloj personal y así poder determinar si el sistema de seguridad tenía detectores de sonido y vibración. ¡Excepcional!, la genialidad de Spaggiari es tal que el día de su juicio le entregó a su abogado un documento codificado que exigió la máxima concentración ante los jueces. En esa ardua labor y un descuido de las autoridades huyó a través de una ventana y fue recogido por una moto que lo encubrió a gran velocidad para partir el día de su juicio. Con el fin a anticiparme a improperios propios de moralistas quiero ser claro en este punto del relato, el objetivo del mismo nunca será hacer apología al delito, el destino de este escrito no es promulgar los valores equivocados y mucho menos promover actividades criminales, los que actuamos bajo estos renglones solo deambulamos entre caminos sinuosos, también somos niños de la calle admirando sujetos que la tenían clara, ¡reclara!.

Los ladrones son sujetos únicos, siempre van caminando en la cuerda floja y aún así parece que en su baile diario sólo quisieran deambular entre obstáculos. Entre los cuentos infantiles más emblemáticos se encuentra la leyenda de Robin Hood, un forajido que quiso hacer de los bosques de la Inglaterra Medieval su botín. No se ha podido determinar la verdadera existencia del famoso Robin pues era tan común el apellido Hood o Hoode, y tan frecuente el robo en los campos de Nottingham, Yorkshire y Sherwood que la tradición oral hizo de este rebelde carismático un ícono de la cultura popular, dentro de sus hábitos estaba el donar sus trofeos con los más necesitados de tal manera que hasta el día de hoy es usado metafóricamente para referirse a ese impulso de robar, pero compartir con otros que no tengan. Todo un desafío a la moral pensar en lo bueno que fue el legendario asaltante inglés en tiempos donde los valores sociales te gritan prohibido robar de un tajo y sin discusión. Un hampón haciendo trabajo social. ¿Acaso no es oficio del estado velar por las necesidades de sus habitantes?

La cultura punk siempre estuvo cercana con grupos anarquistas y rebeldes en contra del sistema establecido, por eso es común que muchos de los participantes en robos hayan sido jóvenes que veían en el No futuro una idea de llevar en frenéticos pasos una vida al estrellato o al declive, incursionar en el mundo de lo ilegal, en el tráfico de drogas, el dinero fácil, en resumen, a ser como dice Eskorbuto “unos demenciales chicos acelerados”. Gilles Bertín era el vocalista de uno de los grupos más icónicos del punk francés Camera Silens, con participaciones en la televisión en programas de alto rating, eran considerados símbolos de la contra cultura que en ciudades como París, Burdeos y Toulouse se hacía cada vez más evidente. Sin embargo, para Bertín el abuso de la heroína y su ambición lo llevó a participar en el robo de la Central de Brinks en abril de 1988; se golearon 13 millones de francos y desaparecieron de las autoridades sin disparar un solo tiro. Tras el robo muchos fueron capturados, pero de Bertín se perdió su rastro; huyó a España y posteriormente a Portugal donde se dice que montó una tienda de discos donde incluso era reconocido por fanáticos de su antigua banda. Cansado de huir se presentó 30 años después con su abogado antes las autoridades de Francia quienes lo sentenciarían a 5 años de prisión, pero su condena fue interrumpida por su muerte producto del SIDA que había padecido desde aquellas épocas donde se pinchaba las venas en busca de otro botín, aquel que le permitiera olvidarse del mundo de mierda en el cual vivía.

Ser un fugitivo toda la vida debe de ser una de las sensaciones más asquerosas del humano y para aquellos que durante el relato quieran increpar las decisiones del escritor será mejor que tengan su atención aún en su punto más alto pues a continuación entran en acción aquellos famosos robos ejecutados en Colombia. Me disculpo con aquellos que extrañen los robos ejecutados por políticos corruptos tan frecuentes en nuestro país, les propino un knock down pues ahora no es el tema de hablar de los verdaderos roedores de la nación. El capítulo de ratas exige otro tipo de trampera, ¡shhhhht!, caíste!, ahora eres uno más de esta pandilla y si decides abordar la continuidad del escrito es por qué quieres saber que en el año de 1977 en la ciudad de Pasto, lograron al meterse al banco de la República y robarse la suma de 84 millones de pesos, que si bien la cifra en la actualidad no resulta escalofriante, se puede imaginar lo que significó para el emisor la perdida de las urnas del banco. Fueron conocidos como Los Topos pues literalmente cavaron por debajo de la ciudad hasta lograr entrar al fortín. Este robo fue tan popular en la época que el calificativo de topo se usó para referirse a equipos deportivos, clubes, y se convirtió en la jerga popular (así como el nombre del banco) en una manera para referirse a quien con desdén prefiere ganarse la plata fácilmente. Aunque el Banco de la República reaccionó al robo comunicando públicamente a que denominación pertenecían los billetes, no lograron impedir que gran parte fueran cambiados en la ciudad de Ipiales por dólares por lo que se presume por investigaciones policiales que huyeron a Quito donde se camuflaron completamente del cerco de la autoridad colombiana.

El robo más grande de la historia de Colombia se llevó a cabo en 1994 en la ciudad de Valledupar, ¡No joda!, esa vaina no se me olvida más nunca, lograron mediante corrupción entre Benigno Suarez Rincón alias Don Pacho y la gloriosa policía nacional tejer durante meses un hurto que se llevó en el puente de octubre entre los días 16-17, se enfundaron $ 24.072.000 millones de pesos en billetes de denominación de diez, cinco y dos mil pesos. Los billetes acababan de ser lanzados dos meses antes a nivel nacional y eran en mi concepto unas de las ilustraciones más severas que han tenido la moneda papel colombiana. Esa vez si sentí el efecto sobre aquel robo pues desde chiquito ahorrador y en alcancía bajo llave guardaba aquellos rezagos de devueltas de mandados. El banco emitió las series de los billetes que habían sido robados y tras darse cuenta de lo inmanejable de la situación a nivel comercial en Colombia de identificar constantemente los rangos de las series, se decidió sacar de mercado los coloridos billetes que tenían el tributo del Banco de la República a la cultura Embera, donde se apreciaban aves de múltiples colores haciendo un reconocimiento al descubrimiento de América. Fueron retirados los de cinco mil que tenían a Rafael Núñez, y los de dos mil que tenían a Simón Bolívar. ¡Inolvidable hecho! Sobre el dinero solo lograron recuperarse 9 mil millones de pesos, eso sí capturados bastantes pues la red de policías y rufianes fue  descubierta pero como siempre muchos ellos pagando condenas ínfimas en un país corrupto por excelencia; es un caso que desde la singularidad de esta narración esta  pasado de que le hagan una película, una serie o un gran libro ahora que se vende en la televisión las historias de personajes con vidas también incriminadas en actividades ilegales y de dudosa procedencia.

Un día pasé por la tienda de Marco Tulio y compré una galleta de la fortuna que adentro traía el siguiente mensaje: “El que roba por ocupación, lo vuelve su pasión. El que roba por necesidad, lo vuelve su cotidianidad”. Qué clase de oráculo estaba llegando ese preciso instante del tiempo en que el antiguo Banco Caja Agraria cerraba sus puertas en el establecimiento robado años atrás. Hay eventos del tiempo que ocurren una sola vez en la vida, y donde el impulso impostor no se resiste a dejar en su puesto lo que no nos pertenece, en la alcancía que con esfuerzo hacía aún quedaban los obsoletos billetes descontinuados por el emisor que como en una historia mágica de la cultura colombiana para amenizar el robo del siglo en Colombia pasaron a llamarse en el folclor nuestro como los billetes “Vallenatos”. ¡Ay ombe!. De una u otra manera robar esta en lo más profundo del ADN humano, si tras estas líneas decides como Dimas, el ladrón arrepentido que en el momento de la crucifixión al lado de Jesús se le prometió que “ese día descansaría con él en el paraíso”, renunciar al hecho de que somos ladrones innatos, entonces aún no estás preparado para entrar en el reino de los injuzgables. Se suele creer que nuestros dirigentes son corruptos, mientras nosotros no lo somos. Exige verse en un espejo del tamaño del ego que se tenga, parece un ejercicio fácil, pero que resulta más difícil que robarse un banco. Pablo Picasso es el artista más robado en la historia del arte, parece increíble que quien dijera que los “buenos artistas copian, y los grandes artistas roban” también tuviera aquella coincidencia casi anecdótica con el escritor, pues era mi tocayo, Pablo. En mi mente realmente sólo estaba pensando en agitar este maldito aerosol para recordarles que tal como Los Topos en Pasto lo hicieron al huir del Banco en 1977, este graffiti también dice “No contaban con mi astucia”. Sí robé tu atención, denúnciame.

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